Drinks

Té Chai Masala

Hace unas semanas que no escribo, dejé al olvido las letras, la inspiración.... Pero ya estoy de vuelta.  Esta receta de Chai Masala es bien sencilla, siempre me ha encantado este tipo de té, así que la oportunidad de poder hacerlo casero y fresco siempre me llamaba la atención.  

A esto se le une que recientemente pude terminar de ver un documental fascinante sobre la India, se llama "La Historia de India" con Michael Wood, un excelente historiador británico.  Es una serie de 6 programas, que te llevarán a viajar y explorar lo fascinante de la India. Espero algún día poder visitarla y explorar su cultura, arquitectura, comida, gente, historia, religiones, arte, en fin, sería una experiencia inolvidable.  Mientras tanto, me tomo un Chai Masala, que con sus tantas especies me transporta a un lugar desconocido pero apreciado.    

Masala Chai

Hace una taza de 8 oz (duplicar para obtener la cantidad deseada)

 

3/4 de agua

6 Clavos (Cloves) Se puede sustituir por 4 semillas de Cardamon, en mi País es difícil conseguirlo.

4  rodajas de jengibre fresco

2 palitos de canela

2 anís estrellado

3/4 de leche

1 1/2 cucharada de té negro

Endulzador a gusto (yo utilicé miel)

 

En una olla mediana combina el agua, los clavos, el jengibre, los palitos de canela y anís estrellado, dejalo hervir, luego baja el fuego y deja reposar por unos minutos hasta que lo sientas fragante.  Añade la leche y el té negro y mantén a fuego lento por 2 minutos.  Retira del fuego y deja reposar por 2 minutos más para que los sabores salgan.  Cuela el té por una malla para desaserte de las hojas y demás especies.  Endulza a gusto.

 

NAMASTE!

 

Limber de limonada con lavanda

Esto de vivir en una isla tropical, tiene sus grandes ventajas, como nunca padecer frío, ir a la playa en cualquier momento del año, usar colores de primavera y verano en nuestros atuendos cuando queramos, en fin, un Paraíso. Ahora, también vivir en una isla tropical significa calor, y más calor, así que todo esto se resuelve con un buen limber.  En otros países tienen paletas, nosotros tenemos el Limber.

De dónde sale la palabra “Limber”, muchos se disputan el origen, pero hay 2 versiones que son las más comunes.  En el año 1928, Charles A. Lindbergh, el primer aviador en cruzar el océano Atlántico sin escala desde Sur América, culminó su travesía en Puerto Rico.  Algunas personas dicen que al llegar, lo recibieron con un jugo que estaba congelado, y desde ese entonces llamaron al “accidente” del jugo, un Limber.  Otros dicen que al llegar el piloto, fue tan frío al cálido recibimiento de los boricuas, que decidieron ponerle de nombre Limber a la bebida.  Claro está, no le llamaríamos por el apellido del piloto, lo adaptaríamos a nuestro dialecto Boricua.  Así que Limber se quedó.

En Puerto Rico puedes encontrar el Limber hasta en las gasolineras, pero en un principio, era sólo cosa de las abuelas.  Mi abuela siempre nos tenía Limber en el congelador, cuando llegábamos de la escuela sudados, o terminábamos de jugar en el patio, un limber era la solución a todos nuestros problemas.  Si ella no tenía, de seguro la vecina tenía, si no, la otra vecina que los vendía a .25 centavos por la rejas de su balcón.

 Los sabores son infinitos, pero usualmente de frutas tropicales, como coco, tamarindo, crema, frambuesa, limón.  Pero también están los de crema, oreo o bizcocho, que son nuevas formas creativas de quitarnos el calor.  Los extranjeros hacen las paletas, que es lo mismo, nosotros preferimos dejarlo en un simple vaso plástico, sin más pretextos ni complicaciones.  ¿Por qué? Muy fácil, primero, calientas un poco el vaso para poder apretarlo un poco, y de esta manera “soltar” los lados del limber, así puedes empujarlo hacia arriba y comenzar a comerlo, hay quienes (como yo) lo apretábamos hasta sacarlo por completo y voltearlo en el vaso, para que quedara completamente afuera, pero lo que se derretía caía en el vaso, debido a las altas temperaturas en la isla, en una vaso y sin paleta, era la mejor opción.  Así que además de comernos el limber, luego nos tomábamos el juguito.

Cuando trabajaba en EL Viejo San Juan, salía casi todos los medios días y caminaba por la Fortaleza, bajaba  a la calle de la estatua de “La Rogativa” hasta llegar a la casa con el letrero afuera que decía “Limbers”, allí me comía uno de frambuesa, y me sentaba a recordar mi niñez con cada bocado.  Hace unas semanas salimos con mis niños a San Juan, y el limber no podía faltar, es y seguirá siendo una tradición.

Para esta receta quise probar algo diferente, una limonada refrescante, pero con lavanda.  Un tiempo atrás mandé a buscar una lavanda culinaria, y sin querer, no verifiqué la cantidad, yyyy, puessss, se puede decir que tengo lavanda hasta la muerte.  Así que esta receta sería perfecta para probarla.  Siempre le tuve un poco de miedo a la lavanda, pensaba que me iba a saber a jabón de baño cuando tomara mi primer bocado.  Pero no con esta receta, es simplemente la cantidad perfecta de lavanda, para hacer de esta limonada un éxito.  Claro, luego de hacer la receta, congelé los vasitos para hacer los Limbers.  Resultado= un éxito.  Si quieres cocinar con lavanda y no tienes dónde conseguirla, primero subscríbete a mi blog, y luego contáctame vía correo electrónico y con gusto te envió una poca.  Por si no lo habían notado, le cambié un poco el look al blog, aún no termino, pero algo es algo. Y tú, ¿tienes algo parecido en tu País? ¿Te gustan los limbers?

 

Limonada de Lavanda

por Joy the Baker

 

hace 8 tazas

 

2 tazas de agua

1 taza de azúcar

1/4 taza de miel

3  cucharadas de lavanda culinaria

2 tazas de jugo de limón fresco

4 tazas de agua (más si lo crees necesario)

En una olla mediana combina el agua y el azúcar.  Hierve hasta que se disuelva la azúcar. Remueve del fuego, añade al syrop la lavanda y cubre la olla con una tapa por 10-15 minutos.  Con una colador, vierte el syrop en un envase, presionando la malla del colador para extraer todo el jugo de la lavanda.  Descarta la lavanda.  Combina el jugo de limón, las tazas de agua y el syrop de lavanda.  Deja enfriar y disfruta como limonada o coloca en el congelador en vasos plásticos hasta el otro día y tendrás un buen limber puertorriqueño.